Con cada golpe, con cada grito, con cada mirada agresiva, el patriarcado nos recuerda que está presente, que tiene fuerza. Con cada gesto soberbio, con cada calle oscura, con cada agresividad, el patriarcado nos hace ver lo necesario que es combatirlo.
La violencia contra las mujeres, el terrorismo patriarcal, tiene mil caras, mil formas, mil siluetas. Puede verse en muchos sitios a la vez. Es permanente y ubicuo.
El primer paso para combatirla es la visibilización de todas las formas de violencia contra las mujeres, desde las más sutiles a las más benevolentes. Desde las físicas, a las psicológicas y simbólicas.
Porque es violencia de género la imposibilidad de desarrollar la vida de manera sostenible, no volviéndose loca con las dobles y triples presencias. Porque es violencia de género sentirse mal o bien por cuidar o no cuidar. Porque es violencia de género esperar oportunidades que no llegan en el barco de las expectativas de vida. Todo ello es violencia. No hace falta que nos peguen, para ser víctimas de un modelo que de por si, se levanta cada día agresivo y violento. Es violencia el acoso laboral, vestido de paternalismo o de carga sexual en el trabajo, es violencia la maternidad forzada o la falta de derechos que nos permitan disponer de nuestros cuerpos y decidir sobre ellos, entre muchas otras cosas.
Por todo ello, para la Juventud Comunista, las mujeres no tienen que ser tratadas como víctimas, sino como verdaderas protagonistas de su cotidianeidad. Las mujeres tienen que ganar en agencia, ganar en poder. Sentirse libres. Para poder combatir la violencia machista hacen falta mujeres feministas, que luchen y peleen cada día contra un sistema que las oprime y las explota. Hace falta mujeres que, desde la autodefensa, sepan identificar y combatir en su cotidianeidad.
La Ley de violencia de género, desde el principio, ha estado mal planteada. Hay que cambiarla, no para recortar, sino para hacerla incluyente. Para que incluya el reconocimiento real, y no solo de preámbulo, de la violencia de género como elemento de opresión estructural de la vida de las mujeres. Para que reconozca que no solo es violencia aquella impuesta desde la pareja o expareja, sino toda violencia que sufra la mujer en tanto que mujer. Porque las violaciones, entre otras muchas cosas, también son terrorismo patriarcal. Para colocar en la historia, en el sitio que se merecen, los nombres de las más de 65 mujeres asesinas este año por la el terrorismo patriarcal tenemos que exigir a quien corresponda que articule todos los mecanismos necesarios para combatir la violencia machista desde todas las esferas de la vida política, económica y social.
Y hay que seguir trabajando en la educación. Porque en 2010 más del 30% de agresores y víctimas eran menores de treinta años. Porque esto no es una “cosa del pasado”, sino de presente y futuro de mal camino, si no conseguimos que cambie. Porque cualquier propuesta de lucha y modelo, de política y realidad, debe incorporar la igualdad entre mujeres y hombres, y la diversidad, como elementos esenciales de la construcción democrática. Porque si no lo hacemos, dejaremos las cosas de nuevo a medias.
Porque la orientación sexual, el sexo o el género, el color, la raza y sobre todo la clase, no pueden ser puntos en la tómbola de la violencia patriarcal y capitalista. Porque desde la Juventud Comunista estamos hartas de mentiras y medias tintas. Hoy más que nunca, luchamos contra la violencia patriarcal y capitalista.
NI VÍCTIMAS, NI PASIVAS, 25N MUJERES COMBATIVAS
POR UN DÍA COMBATIVO CONTRA LA VIOLENCIA MACHISTA
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